miércoles, 23 de febrero de 2011

LIBRO INÉDITO "AMEBA MAGA" XIII

y si un rayo me ampliara el cuerpo diría:

el cielo de gas plomizo por la falange
de un pie desciende y asalta la tierra
a patadas o fustazos levanta el polvo
y envuelve en sal el fósforo de este rezo:

tu canto nos tiñe de intermitentes noctilucas
tu canto nos tiñe de intermitentes noctilucas

en cuclillas de rodillas o acostados esperamos
que de los vientos de esta abultada gelatina
donde se anudan cerca las lianas del zumbido
crezcan los cangrejos broten los erizos
con los que inundar las botas que no usamos
ni querríamos usar para olfatear el sentido de este suelo

porque ya es mar lo que ametralla esta nube
de insectos fieles que al proyectil se prenden
a este elixir meteórico de los exilios
segregado en la línea blanda de la espuma
que ingerimos chapoteando y al que estelas
enviscadas del estilo nos subimos
destilando hélices con los pies desnudos

diría: infundir las danzas es infundar
los huesos o enfundar los huecos: diría
es danzar perdido y aspirar los ecos
de esa falsa enfermedad que ya no padecemos
y de la que nunca supimos ni quisimos saber
el nombre o el color de sus mantos
tan ligeros desligados así de sueltos

la nube afásica del enjambrado polvo
se levanta entonces de la tierra por efecto
de la demiurga patada que precede al pie
o al diseño del cuerpo que detona
la gaseosa presión de la tensada Celestia
vuelta chorro o afecto aéreo
que ahora baja por las piernas y se insufla
en la tierra o las ignotas perlas de estas playas

¡que venga entonces a nosotros
la tormenta elástica y su electrochoque de arenas!

que venga ya su baile hasta agitar
los minúsculos entreseres y que tiemblen
sus avisperos todos y proliferen
como enanos los uncidos berberechos
y se enjoye de collares
la vejiga celeste la granada de aire
a la que parecerse en el punto justo
de la explosión o del olvido diamantino
que gira como el último leopardo de esta infante nebulosa

inventarse así otros orientes
en los párpados recién oxigenados
y que sus mapas no sean más que un viento
mudo o este golpe atmosférico
que al chocar nos cargue la piel
de insectos y animales congregados
en una misa caliente y derretida sobre las playas

(ignotas las perlas descubiertas en estas playas
ácidos los enigmas sobre estas playas)

llegar tropezando a este bautismo
para anidar en el destierro de las piedras
y despertar como el primer bocado sigiloso
del cráter que habrán dejado nuestros cuerpos
como meteoros estrellados por Oriente
y jaguares orientados por la Estrella