sacá esa
crápula costra de mi rostro: ¡sacame ya
el rostro!
(el agente
rosa de la célula se desliza
con sigilo
manierista
fuera de
coordenada: una nube
tegumentaria
y frenética se zafa
de la
implacable férula
parroquial
de los cuerpos terrestres)
por eso,
cara o seca, danos
mejor la
derretida hiena lunar
que respira
bajo el antifaz:
la que nos
hurga los ganglios, la que nos toma
de atrás,
la que se asa
en tus
natatorias radiaciones,
la que descansa,
casta, en la periferia, la que aúlla
en los huesos,
en el liquen ferroviario, la que reparte
tu silencio
entre los juncos, la que encuentra
tus vagidos
de batracio
en los temblores
nocturnos que asaltan al perro
vagabundo.
vagabundo.
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